Los accidentes por animales crecen un 1,75% por los corzos
Los accidentes causados por atropello de animales crecen. Aunque a principio de 2018 se autorizó un descaste de corzas y ciervas, permitiendo su caza sin precinto, los efectos todavía no se notan. En el último año se produjeron 1.337 siniestros, principalmente por corzos. Esto supone que hubo un 1,75% más de siniestros que en 2017, con algunas carreteras especialmente señaladas.
Las proporciones hablan por sí mismas. Cada día se producen de media 3,66 accidentes por la irrupción de animales en la calzada y a la semana hay 25 conductores que dan parte por uno de estos casos, según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno. El total de siniestros en las carreteras sorianas no llega a 1.800 contando todos los casos y los animales están detrás de tres de cada cuatro.
Por carreteras, destaca el caso de la N–122, que pasó de los 167 siniestros en 2017 a 209 en 2018, lo que supone un incremento del 25,15%. Esta vía cruza la provincia desde la zona de Ágreda a la capital y de allí hacia Aranda de Duero, en sentido Valladolid. Cabe recordar que en este segundo tramo debería ponerse en marcha la Autovía del Duero, presentando las vías valladas una incidencia mucho menor en este tipo de situaciones.
Este incremento hizo que se superasen los datos de la N–234, que en 2017 había quedado por encima. La vía que viene de Calatayud y sale hacia Burgos cerró el año pasado con 165 siniestros por animales, nueve menos que un año antes y con un descenso del 6,25%. A pesar de ser destronada por la N–122, sigue suponiendo que prácticamente un día sí y un día no, alguien acaba atropellando un bicho.
También destaca la subida de las cifras de sucesos por fauna en la CL–116, desde el sureste hacia El Burgo de Osma por Almazán. En este caso se pasó de 114 atropellos a 137, lo cual marca un crecimiento del 20,18%. A partir de ahí todas las vías bajan del centenar de siniestros, con la SO–100 (hacia Berlanga por la comarca del Izana) en cuarto lugar al pasar de 90 a 88 casos.
Entre las Nacionales también entra en el podium la N–111 hacia Piqueras, con 62 sucesos por los 76 del año anterior. Aquí el descenso fue del 18,42%, uno de los más marcados. En términos similares evolucionó la CL–101, de Ágreda a Almazán, que redujo los siniestros de 74 a 67 en un año.
No obstante las mejoras más llamativas se corresponden con vías donde la cifra absoluta de siniestros era baja y por tanto cada cambio tiene una incidencia porcentual muy marcada. Por ejemplo en la N–110 se pasó de 31 a 23 atropellos (–25,81%) y en la SO–821 de 19 a 15 (–21,05%) La palma se la llevó la autovía A–2, que a pesar de la alta densidad de tráfico evidenció que las vías valladas y de doble carril mitigan el problema. En 2017 se había colado 11 animales que acabaron mal. En 2018 sólo seis, con un descenso del 45,45%.
Más allá de las grandes vías de comunicación, prácticamente una cuarta parte de los accidentes se produce en carreteras provinciales o lo que las tablas oficiales denominan como ‘otras’. En este caso el monto acumulado fue de 454 atropellos durante 2017 por los 470 actuales. Se trata de una diferencia no muy abultada pero que, al igual que la tónica general, marca un cierto crecimiento.
Sin embargo, las carreteras son sólo un escenario y los protagonistas además de los conductores son las distintas especies. Del total de 1.337 atropellos, 1.309 fueron animales salvajes. Y de ese gran bloque, 1.037 correspondieron con siniestros con corzos cuando un año antes había sido sólo 980. En total, el 77,6% de los golpes son con esta especie, algo que no sorprende.
En segundo lugar se sitúan los jabalíes, que no obstante bajaron de los 172 atropellos en 2017 a 148 el año pasado, con un descenso de casi 14 puntos. También los ciervos fueron a la baja, pasando de 90 a 73 casos; e incluso los zorros, que descendieron de 14 a 10 accidentes protagonizados en la provincia.
El capítulo de ‘otros’ silvestres (por ejemplo, tejones y similares) aumentó de 33 a 41. Con todos estos datos queda claro que son los corzos, por volumen y subida, quienes finalmente elevaron la cifra de siniestros respecto al año precedente.
A finales de 2017 se anuncio que en unos meses la Junta de Castilla y León permitiría un descaste de corzas y ciervas. En total se abatieron 285 corzas y 330 ciervas por parte de los cazadores sorianos a principios de 2018. Sin embargo, desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente se advirtió que la efectividad de la medida se comprobaría a dos años vista, por lo que sobre 2020 ó 2021 se podrán extraer conclusiones.
No obstante, los factores de este crecimiento pueden ser muy variados. La variación en el número de desplazamientos por carretera o la meteorología –que puede marcar una mayor abundancia de agua y alimento en un bosque sin que los animales tengan que desplazarse– también aparecen como factores.
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